lunes, 28 de octubre de 2013

LOS VALORES ETICOS DEL SER HUMANO

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud. Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes. Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. 
Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad. Los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine de ellos.



IMPORTANCIA DE INCULCAR VALORES EN LA SOCIEDAD



PRINCIPALES VALORES DEL SER HUMANO

El respeto:

Es un valor muy importante que debemos cultivar día a día, en nuestro hogar, escuela, familia, amigos y todas las personas que están a mi alrededor, de esta manera tener un espacio armónico, el cual podemos compartir libremente. 
El Respeto es la esencia de la vida en comunidad, el trabajo en equipo, el cual conlleva a crear un ambiente de cordialidad y seguridad; debes aplicarlo con todos aquellos aspectos positivos que coseches, en valorar los intereses y necesidades de otro individuo.



La responsabilidad:

La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral. La persona responsable es aquella que actúa conscientemente siendo él la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. Está obligado a responder por alguna cosa o alguna persona. También es el que cumple con sus obligaciones o que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.
Una persona es responsable cuando actúa conscientemente, siendo ella misma la causa directa o indirecta de un hecho ocurrido. Esta persona está obligada a responder ya sea por una cosa o por una persona. Es aquella que también cumple con sus obligaciones y que pone toda la atención y cuidado a lo que hace y a sus decisiones. La responsabilidad es un valor que ejecutamos a diario. Al ser padres somos responsables de estar pendientes de nuestros hijos, de luchar por su bienestar, de estar atentos de cada acontecimiento que les suceda.



La tolerancia:

La tolerancia es uno de los valores humanos más respetados y  guarda relación con la aceptación de aquellas personas, situaciones o  cosas que se alejan de lo que cada persona posee o considera dentro de sus creencias. Se trata de un término que proviene de la palabra en latín “tolerare”, la que se traduce al español como “sostener”, o bien, “soportar”.
La tolerancia es la aceptación de la diversidad de opinión, social, étnica, cultural y religiosa. Es la capacidad de saber escuchar y aceptar a los demás, valorando las distintas formas de entender y posicionarse en la vida, siempre que no atenten contra los derechos fundamentales de la persona. Es entendida como respeto y consideración hacia la diferencia, como una disposición a admitir en los demás una manera de ser y de obrar distinta a la propia, o como una actitud de aceptación del legítimo pluralismo, es a todas luces una virtud de enorme importancia.





La amistad:

La amistad es la relación entre dos o más personas que produce felicidad, compañía, ayuda. La amistad lleva a la superación de la soledad, porque si hay una amistad auténtica hay una comunicación de intimidades. Entre amigos se pueden decir las cosas con franqueza, incluso las cosas desagradables, que nunca se escucharían de un adulador o de un extraño. En la amistad se da una comprensión mutua que permite abrir el corazón con confianza.
La verdadera amistad no atiende sólo a las ventajas que uno encuentra, sino que busca también proporcionar alegrías a los amigos. Leibnitz decía que "amar es gozar con la felicidad del otro".
La amistad, como amor desinteresado, produce una paz profunda y, además, los amigos se enriquecen con la personalidad de los demás. El ambiente de confianza que se crea en la amistad permite hablar y ser escuchado, desaparece el temor aunque haya exigencia mutua. Ante los amigos es posible dar lo mejor de uno mismo, que un extraño o un indiferente no valoraría.



El amor:

El amor no es algo que queramos sentir… es algo que sentimos sin querer. Como duele el amor porque hay veces que no se puede entender, es inexplicable. Es tan duro pensar que uno comete errores y duele mas entender porque uno hace las cosas que duele y hacen sufrir. El amor es hermoso a pesar de que duela tanto, a pesar de que pasa el tiempo uno ama más a la pareja, porque el amor es único y no se compara con nada.
Le da aliento al corazón. Pero no es lo mismo cuando las cosas cambian de manera inexplicable, duele mas ver el amor de otro modo. No cuesta nada y produce amor y sufrimiento. Enriquece a quien lo tiene o recibe. No dura hasta lo que uno quiere que dure, pero su recuerdo es eterno. Nadie es demasiado rico si no lo conoce y nadie es demasiado pobre para no conocerlo. No se puede comprar, ni prestar, ni robar pues es algo con un valor que no se puede calcular.





La humilda:

La humildad no es un concepto, es una conducta, un modo de ser, un modo de vida. La humildad es una de las virtudes más nobles del espíritu. Los seres que carecen de humildad, carecen de la base esencial para un seguro progreso. Las más bellas cualidades sin humildad, representan lo mismo que un cuerpo sin alma.
La humildad es signo de fortaleza. Ser humilde no significa ser débil y ser soberbio no significa ser fuerte, aunque el vulgo lo interprete de otra manera.

La humildad es la más sublime de todas las virtudes admirables. Virtud sin humildad no es virtud. El que posee la humildad en alto grado, generalmente es poseedor de casi todas las virtudes, pues la humildad nunca se encuentra sola. Ella es aliada inseparable de la modestia y forma una trilogía con la bondad.

La humildad nos hace tolerantes, pacientes y condescendientes con nuestros semejantes. Es la mansedumbre, la prudencia, la paciencia, la fe, la esperanza.




La honestidad:

La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.
Dado que las intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los conceptos de "honestidad" y "deshonestidad", existe una confusión muy extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos: el autoengaño hace que perdamos la perspectiva con respecto a la honestidad de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar nuestra decisión.




La honradez:


La honradez en todo sentido nos hará disfrutar de paz interior y nos permitirá conservar el respeto por nosotros mismos. De ese modo fortalecemos nuestro carácter, lo cual nos permitirá servir a Dios y a nuestros semejantes. Además, seremos dignos de confianza ante los ojos de Dios y de los que nos rodean.
Por otra parte, si somos deshonestos en nuestras palabras o acciones, nos perjudicamos a nosotros mismos y también a los demás. Si mentimos, robamos, engañamos, o no hacemos todo lo que se nos requiera en el trabajo a fin de merecer nuestro sueldo, perderemos el respeto por nosotros mismos, perderemos la guía del Espíritu Santo y tal vez descubramos que hemos dañado nuestras relaciones con los miembros de nuestra familia y amigos, y que las personas ya no confían en nosotros.

El ser honrado a menudo requiere valor y sacrificio, especialmente cuando otras personas traten de persuadirnos a justificar una conducta deshonesta. Si nos encontramos en una situación así, recordemos que la paz duradera que deriva del ser honrados es más valiosa que el alivio momentáneo de dejarse llevar por la corriente.




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